Por Germán Gorraiz López*
La prevista Cumbre de la NATO a celebrar en Gales los días 4 y 5 de Septiembre tiene como objetivo apremiante la implementación del Plan de preparación de la Actuación ( RAP en inglés) en respuesta a la actitud rusa en la crisis ucraniana, lo que se traducirá en el despliegue de “unidades de intervención rápida” en Polonia, Países Bálticos, Rumania y Bulgaria, con el objetivo inequívoco de “posibilitar una intervención más rápida en caso necesario” según ha declarado el Secretario General de la Organización, Anders Rasmussen al diario alemán “Süddeustsche Zeitung”, así como la asunción por los países miembros de la nueva doctrina ‘Smart Defense” (Defensa Inteligente), nuevo concepto operativo que implicará la cesión parcial de la soberanía de los países miembros a la coordinación de defensa con la OTAN así como el incremento de las partidas de gasto de los países europeos que sería de un exiguo 2% del PIB nacional, quedando el grueso de la financiación en manos de EEUU.(el 75% de cerca del Billón $ del total del presupuesto).
Así, el presidente estadounidense, Barack Obama tras su reunión con el mandatario electo en Ucrania, Piotr Poroshenko como parte de su gira por Europa para asistir en Bruselas a la cumbre del G7 ( Rusia fue excluida como parte de la política asumida por Occidente ante el conflicto ucraniano), insistió en la política de su Gobierno de fortalecer su presencia militar en Europa al tiempo que anunció que solicitará al Congreso estadounidense la aprobación de un presupuesto de cerca de mil millones de dólares para tal propósito e instó a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte a incrementar los recursos destinados al desarrollo militar además de informar de sus proyectos de colaborar en esa área con países como Ucrania, Georgia y Moldova además de enviar a Polonia 12 F-16 y 200 soldados de refuerzo tras la crisis ucraniana, con lo que el contingente total de sus tropas en Europa ascendería a unos 70.000 miembros que podrían verse aumentados hasta los 80.000, lo que significaría en la práctica la vulneración del Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997 por la cual la OTAN descartaba “el estacionamiento permanente de un contingente sustancial y adicional de tropas de combate en el Este de Europa” así como el retorno a la Doctrina de la Contención o Doctrina Truman, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las fuentes del comportamiento soviético “ publicado en la revista Foreign Affairs en 1.947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “ el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza”.
Según explicaba Brzezinski en la revista National Interest en el año 2.000, “los europeos estarán más inmediatamente expuestos al riesgo en caso de que un imperialismo chauvinista anime nuevamente la política exterior rusa”, con lo que esbozó un plan que pasaría por la expansión de la OTAN hasta límites insospechados en la década de los 90 y la implementación del nuevo sistema europeo de defensa anti-misiles, ( European Phased Adaptative Approach (EPAA). Dicho sistema en realidad se trata de un escudo anti-misil global en el que los misiles interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común (a base de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de reconocimiento opto-electrónico) , con el fin maquiavélico de tras un primer ataque sorpresa de EEUU que destruiría el potencial nuclear ruso en su propio territorio, neutralizar posteriormente la réplica rusa por medio de los misiles estacionados en Polonia.
En un principio, Rusia y la OTAN acordaron cooperar en la creación del escudo anti-misiles para Europa en noviembre de 2010 en la Cumbre Bilateral de Lisboa, pues para Moscú era vital que la OTAN ofreciera garantías reales de que ese sistema no apuntaría a Rusia y disponer de un documento jurídicamente vinculante al respecto, pero la Administración Obama siguiendo la inercia mimética de la Administración Bush de ningunear a Rusia, ha rehusado hasta el momento ofrecer dichas garantías por escrito y dado el actual contexto de guerra fría EEUU-Rusia, es previsible que EEUU decida finalmente completar la cuarta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM), lo que tendría como réplica por parte rusa la instalación en Kaliningrado del nuevo misil balístico inter-continental de 100 Tm, (“el asesino del escudo antimisiles de EEUU” en palabras del viceprimer ministro ruso Dmitri Rogozin) así como la reactivación de la carrera armamentista entre las dos grandes potencias, no siendo descartable la reedición de la Crisis de los Misiles (Cuba, 1.962).
Dicha implementación de la cuarta fase del Escudo ( reviviendo el proyecto Partnership entre los EE.UU y Europa para proveer al Reino Unido de misiles Polaris de julio de 1962), podría ser visto por Francia como una pérdida de su soberanía y traducirse en una salida provisional de Francia de las estructuras militares de la OTAN, (emulando el desmantelamiento de treinta bases estadounidenses en suelo francés por De Gaulle (1.966), teniendo de nuevo a la “Force de Frappe” como columna vertebral de su futura doctrina defensiva y no siendo descartable la instalación por EEUU en el Pirineo navarro de una bases de radares (Gorramendi) para escuchar los susurros del Elíseo, con lo que asistiremos a la escenificación de la consumación del cisma interno dentro de la OTAN, pues desde De Gaulle, la resistencia al liderazgo estadounidense ha sido un factor de la política exterior de todos los presidentes franceses, por lo que podríamos asistir al final de la luna de miel de Francia con Obama debido a desacuerdos con la Administración USA en temas puntuales, aunque la discrepancia fundamental será en las formas, (apoyo de De Gaulle a Estados Unidos en la Crisis de los Misiles de Cuba (1.962).
Asistiremos pues a la escisión y finiquito de la actual OTAN de la que surgirá una nueva estructura militar que estaría integrada por EEUU, Canadá, Gran Bretaña, Países Bálticos, Polonia, Hungría, Bulgaria, Eslovaquia, República Checa, Rumania, España, Italia, Portugal, Malta, Chipre, Grecia y Turquía con el objetivo inequívoco de ser bloque de contención de los ideales expansionistas de Putin y de otro lado, el robustecimiento del Eje Berlín-París, liderado por Francia y Alemania y que tendrá gravitando en su órbita de influencia a los países de su área de influencia primigenia (Holanda, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Luxemburgo y Austria), fruto de la reafirmación de las soberanías nacionales francesa y alemana como estrategia defensiva ante la deriva del otrora “socio americano”, (reviviendo el Tratado del Elíseo entre De Gaulle y Adenauer (1.963).
Ello conllevará un acercamiento político a Rusia (rememorando el viaje de De Gaulle a Moscú ,1966) y se plasmará en la Ratificación de la Política de Buena Vecindad con la Rusia de Putin mediante la firma de acuerdos preferenciales para asegurarse el suministro de gas y petróleo rusos e incrementar los intercambios comerciales, debido a la rusodependencia energética europea ( el 21% de las importaciones de petróleo y 40% de gas proceden de Rusia), debiendo el resto de países europeos sufrir el chantaje energético ruso para resquebrajar la unidad comunitaria, en la certeza de que Alemania y Francia no dudarán en sacrificar a dichos países en aras de asegurar su abastecimiento energético. Así, tras la anexión de Crimea a Rusia mediante referéndum, asistiremos a una ” intervención relámpago” del Ejército ruso en Ucrania que provocará la división de dicho país en dos mitades casi simétricas y separadas por el meridiano 32 Este, quedando el Sur y Este del país (incluida Crimea) bajo la órbita rusa mientras el Centro y Oeste de la actual Ucrania navegarán tras la estela de la UE, división que quedará refrendado en un nuevo Acuerdo de Ginebra y significará “de facto” el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría Rusia-EEUU.
* Analista
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